Julián Romero
@julian_romeroz
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia
¡Gloria! Vaya nombre el de este personaje, debe ser porque tiene unas cualidades extraordinarias.
A simple vista se podría decir: que mujer más cansona y entrometida. Pero no, en realidad es una mujer llena de humanidad, una metáfora con la voz del pueblo atravesada por el pensamiento crítico; inundada de un humor preciso y muchas verdades por decir. Este texto de Gustavo, dónde el Presidente no tiene nombre; pues puede ser cualquiera (sin ofender).
Me sugiere una visión actual de nuestro dirigente, una persona a la que le hace falta como diría Gloria “ponerse bien los pantalones”, pues deja que los demás decidan por él. No solo por el rumbo de las “decisiones importantes” que toma o no con su país, sino porque su padre y su presi en palabras del personaje “puso su santa mano sobre mi hombro y decidió mi destino”. Cuando su verdadera pasión es la música; así no lo escuchemos cantar.
Esta obra se convierte en la representación del imaginario del pueblo “el presidente debe estar en pijama en su casa” y aparece un concepto clave en un texto “¿Cree que es fácil gobernar un país?”.
Me gusta y debo decirlo así, cuando leo historias donde habitan personajes con detalles finos, humor inteligente y matices definidos, pues el texto también propone una versión divertida de una profesión imprescindible. La empleada de servicio no solo es y/o ha sido la mujer que limpia y ordena. Sino quien conoce nuestros secretos, aconseja y hasta sobrepasa sus labores siendo a veces cuidadora de los integrantes en el hogar.
En cuanto a la puesta en escena del texto que llevó a cabo Carlos. Veo muy acertada y cuidada, la decisión del formato horizontal, hacia lo convencional del teatro. Un espacio recursivo, sencillo, sin muchos cambios técnicos elaborados. Destaco la propuesta de los apartes de los personajes en primer plano dirigiéndose al público; un recurso que inmediatamente nos vuelve cómplices y cercanos a ellos. Aplaudo las actuaciones de Leydy Yepes y Freddy Beltrán, quienes a pesar del poco tiempo lograron sacar la obra adelante, pues estrenar no es fácil y más siendo la primera función del repertorio que viene en Cuarentenact.
Sin embargo, creo que se podría haber precisado más las acciones de la empleada, pues hacer que se limpia sin realmente hacerlo ensucia al personaje y distrae al espectador, se convierte en un quehacer escénico y se pierde el objetivo de la tarea misma. Por otro lado, El Presidente, pudo haber jugado más con los detalles que daba el texto, se quedaba en una generalidad del rol de autoridad pero no había, a mi percepción, una especificidad en su personaje.
Por último solo me resta decir: Gracias por tomarse el tiempo de leer esta opinión, este halago en forma de crítica o este intento de escribir sobre el trabajo del otro. Así que ¡Vaya usted mismo, desde la comodidad de su hogar o donde quiera que esté; ojala en silencio, como si fuera al teatro y vea la pieza! Seguro la va disfrutar.
Julián Romero
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Gustavo Salcedo
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Leydy Yepes
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Freddy Beltrán
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Alberto Ramírez
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