Juanpablo Gómez

@juanpagoma86

Sobre Maldito Encierro

Son las 7:31 de la mañana del 11 de noviembre de 2021, el cielo está despejado y una brisa fresca entra por el balcón.

Debo escribir una crítica sobre la obra Maldito Encierro, un microteatro que estrenó ayer por Instagram, y mi cabeza no para de hablarme. Tuve insomnio. Pienso que debí levantarme a las 3am para escribir esto a ver si lograba apagar mis pensamientos y dormir, pero no lo hice y ahora estoy acá intentando articular de forma coherente algunas líneas.

Las manifestaciones artísticas son un acto comunicativo al cual todo el mundo debe poder acceder y disfrutar. Por eso aplaudo la valentía de espacios como Cuarentenact que abren las puertas a una gran diversidad de artistas y propuestas. Aplaudo también a quienes siguen haciendo y exponiendo su trabajo.

Esta es la primera vez que escribo una crítica, así que intentaré señalar a usted, persona que lee este blog, algunos aspectos que vale la pena resaltar de Maldito Encierro.

En primer lugar, es pertinente hablar del tema sobre el que gira la historia. La obra trata sobre un hombre que va a terapia, yo jamás he ido a terapia, ¿usted ha ido a terapia? Cuidar la salud mental es un tema cada vez más presente en la sociedad. Hay que preguntarnos por nuestra salud mental, pero no deja de ser preocupante que el mundo haya llegado a este punto en el que hay tantas personas sufriendo de depresión, ansiedad, estrés y otras tantas enfermedades. ¿Debemos ir todos/as a terapia o hay algo que debemos cambiar como sociedad para dejar de enfermarnos?

El otro tema importante del que habla la historia (acá le voy a contar el final de la obra, así que puede dejar de leer si no le gusta que le cuenten los finales) es el asesinato de mujeres por parte de sus parejas o exparejas. ¿No le parece que se habla mucho del tema? Seguramente sí, pero no ha sido suficiente hablar tanto del tema porque la cantidad de femicidios sigue en aumento en Colombia; en cuarentena creció el número de casos y aún después de que las medidas por la pandemia se flexibilizaron los casos siguieron aumentando en relación a años anteriores. No es un tema menor, ni un tema de moda, se trata de la vida de miles de mujeres.

Es significativo y pertinente que el teatro hable de la salud mental y el femicidio, pues el arte no es otra cosa más que un acto comunicativo y refleja una realidad de la que hace parte.

Habiéndo dicho esto, paso a hablar de asuntos formales de la obra: el texto, la actuación, la puesta en escena, sus decisiones estéticas y (porque no) sus decisiones poéticas.
Cuando leí la obra me encontré con algunas dificultades, por un lado, la estructura de tres actos con saltos de tiempo en un texto de apenas 11 páginas parecía ser un reto para la dirección y por el otro, una gran cantidad de diálogos informativos que poco invitan a la acción escénica y al desarrollo del conflicto interno de los personajes. Un texto (a mi parecer) con mayor potencial narrativo que dramático.

El tercer acto es el fragmento más poderoso en términos dramáticos, tanto que podría ser la obra completa. Es de noche, una psicóloga está a punto de salir de su lugar de trabajo cuando es sorprendida por un antiguo paciente, un hombre violento que acaba de matar a su exesposa y viene a confesarlo. En medio de la confesión termina culpando a su psicóloga por lo que él hizo. Un conflicto interesante, ¿no?

La puesta en escena es limpia, escribo escena pero debería escribir cámara ya que todo está puesto para que sea visto a través de la cámara. La luz, la escenografía, el vestuario permiten ver de forma cómoda la obra.

El ritmo es entrecortado, son tres actos en veinte minutos, cada acto delimitado por una pantalla negra y audios leídos correctamente pero con muy poca emocionalidad. La psicóloga cuenta al espectador un episodio traumático, pero su voz no se percibe afectada.

La actuación va en línea con el texto informativo, los personajes cuentan muchas cosas pero hacen pocas. Ella explica en qué consiste ser psicóloga y él explica sus problemas como paciente, sin embargo, son pocos los momentos en los que vemos a una persona necesitando ayuda y a otra queriendo ayudarle. Dos actores precisos con los textos, muy técnicos, se les entiende todo.

Vi la primera función, una función difícil, accidentada y sé (por experiencia propia) que las obras crecen cada vez que se presentan, que los procesos creativos no dejan de sorprender a sus creadores, que las obras y las historias tienen voz propia y los artistas son solo un medio para que ellas se comuniquen, que la repetición es un arma secreta de las artes escénicas, que hacer arte y exponerse al público es desnudarse. Por eso puedo asegurar que la profundidad poética de la historia y los personajes que apenas se alcanzaron a percibir en el estreno van a revelarse función tras función.

Juanpablo Gómez

 

  • María Fernanda Joya

    Autora
  • Sandra Tarazona

    Actriz
  • Julian Contreras

    Actor
  • Luis Estela

    Director

 

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