Ayer tuvimos el estreno para nuestros familiares y amigos de nuestro cortometraje “Actúa natural”. A diferencia de otras ocasiones, el estreno se hizo online y, contrario a lo que podría pensarse, se sintió más cercano e íntimo al poder contar en una misma pantalla con personas conectadas desde distintas ciudades. Quiero compartir estas notas personales sobre este proyecto, que ha sido realmente muy interesante para mí y creo que podría suscitar reflexiones sobre el proceso creativo y sobre este momento tan particular que estamos viviendo.
LA SINOPSIS
Juan Salvador es un youtuber que intenta pasar la cuarentena de la mejor forma posible. Su nombre de pila se transforma en Johnix para las redes sociales y sus seguidores en Johnixfriends. Aunque no lo siguen tantos como quisiera (mucho menos que los de su novia, una popular influencer), pasa el tiempo compartiendo con ellos algunas recetas para vivir mejor. Chistes, frases célebres y recetas de cocina hacen parte del contenido que comparte con sus seguidores que le permiten sentirse más acompañado mientras permanece en su casa durante la cuarentena de 2020. Cuando la cámara está apagada, Juan Salvador es nuevamente un hombre vulnerable que no tiene un gran desempeño en los deportes ni en los videojuegos, que se siente desplazado por su novia y que evade una relación cercana con su madre, a quien quiere mucho. Es difícil pasar tiempo en cuarentena, pero Johnix tiene a sus Johnixfriends para intentarlo.
EL ORIGEN
Un día jueves salí de mi oficina, empaqué mis cosas y me monté al carro sabiendo que al día siguiente no iría porque estaría en el festival de cine de Cartagena que, con fuertes críticas, se estaba realizando en medio de la pandemia que empezaba a llegar a Colombia. Llegué a Cartagena el viernes en la mañana para moderar un foro de la convención audiovisual NIDO 2020 y, dos horas después, ya no había festival. La cancelación del festival, conseguir pronto un viaje de regreso, anular la reserva de hotel que iba hasta el martes y regresar a mi casa cuanto antes fue el preámbulo para entender que esta situación no sería sencilla ni cuestión de pocos días. Después de ese jueves, me demoré más de cuatro meses para volver a mi oficina a sacar algunos objetos personales y, al parecer, no regresaré hasta el próximo año.
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El inicio de la cuarentena me sorprendió con una gran cantidad de proyectos que llenaron todo mi tiempo y me vi a mí mismo con múltiples ocupaciones que se extendían mucho más allá del horario habitual de trabajo. Hoy, más de 130 días de encierro después, no he dejado el vicio y aquí estoy, un domingo, escribiendo en una pausa de mi trabajo.
Como una gran paradoja, empecé este proceso como una autocrítica a mi hiperactividad, que justamente fue posible gracias a mi hiperactividad. Primero escribí un cuento corto (200 palabras) que se llama “¿Qué hay para hacer en una cuarentena? y fue publicado en el diario El Espectador en el mes de mayo. Aqui lo puedes leer.
Por esos mismos días, fui contactado por Camila Durán, actriz y promotora cultural, quien me pidió que le ayudara en la difusión de una nueva iniciativa llamada “CuarentenAct” que buscaba presentar obras de teatro virtuales a través de Instagram. La iniciativa me pareció tan interesante que no solo ayudé en su difusión si no que me animé a escribir un texto de microteatro para participar.
A diferencia del cuento, que es básicamente dramático, quería que la obra fuera divertida y, desde entonces, fui muy consciente de la necesidad de tener un buen actor de comedia como protagonista. Repasé entre mis conocidos y recordé a Cristian Villamil, un excelente actor al que me había recomendado mi buen amigo y gran actor Jimmy Vásquez, con quien trabaja recurrentemente. Decidí entonces enviarle el texto a Cristian y cuando él me contó que le había gustado mucho y que se había reído leyéndolo, decidí que iba a sumar una actividad más a mi ya saturado tiempo.
LA OBRA DE MICROTEATRO
Después de confirmarle a Camila que estaba interesado en participar en CuarentenAct (aquí se pueden suscribir), empecé a realizar los ensayos con Cristian y vinculamos a su esposa, Catherine Gutiérrez, a quien yo no conocía más que por referencias (y a quien, dato curioso, aun no conozco personalmente).
Su aporte fue muy valioso desde el inicio para dar producción a esta obra de microteatro que era inusualmente complicada para presentar en vivo y por Instagram. A las dificultades de mantener el timing y sincronizar los sonidos, se sumaba la preocupación por la calidad del internet y las dificultades de los filtros de Instagram.
Mi primera opción había sido grabarlo y luego presentarlo por Instagram, pero Camila me aclaró que debía ser todo en vivo y con público conectado en tiempo real.
Esta dificultad fue un buen reto para todos y tuvimos que ajustar la obra para que funcionara en su temporalidad, fundamental para la trama de la obra.
En esta etapa del proceso, el papel de Catherine y Cristian fue fundamental para que yo entendiera mejor el código teatral y las sutiles y grandes diferencias entre los lenguajes.
Fueron tres funciones muy diferentes entre sí, que me permitieron conocer un poco más de cerca la experiencia teatral, aunque para algunos ortodoxos esto no debería ser llamado teatro. Todos esperamos con ansias la apertura de cines y salas de teatro pero, mientras tanto, ésta es una buena alternativa.
EL CORTOMETRAJE
https://www.youtube.com/watch?v=UxzK-_BQZXo&feature=youtu.be
Cuando terminó la experiencia de CuarentenAct, yo sabía que el paso lógico a seguir sería hacer un cortometraje.
Sintiéndome más cómodo, ya en mis terrenos, tomé el texto de la obra y lo adapté como guion audiovisual para realizar un cortometraje que no debería durar más de 10 minutos (la obra duraba, aproximadamente, 25). Esta adaptación debía tener un poco más de ritmo y cercanía con los códigos de los youtubers y desde el inicio fui muy consciente de que necesitaba incorporar un músico, un editor y una actriz más (para el papel de la mamá de Johnix).
Cristian me recomendó, entonces, a Felipe Garay quien reunía dos de las condiciones (no podía ponerlo de mamá jajaja) y su aporte al cortometraje ha sido invaluable. Al final, decidí que solo quería mostrar a la novia de Johnix (interpretada por Catherine) pero que era mejor dejar a la mamá sin rostro para que todos imagináramos la propia.
Felipe dio a la narración mucho más ritmo y, al ser más joven que nosotros, armó la edición con la cadencia y los efectos recurrentes de los youtubers.
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Sin embargo, el proceso de grabación no empezó bien y fuimos víctimas de las circunstancias especiales del rodaje: después de grabar todas las tomas con los celulares y con una dirección remota mía (que estaba en mi casa en Chía, conectado por Zoom, mientras ellos grababan en la suya en Bogotá), fuimos notificados por Felipe de que el material había salido completamente estallado (muy iluminado) y era necesario grabar todo de nuevo.
La buena energía del grupo quedó comprobada con este primer percance, pues lo tomamos con buen sentido del humor y acordamos que este había sido un excelente ensayo para que el cortometraje saliera mucho mejor. Repetimos toda la grabación, con la ayuda invaluable de Felipe y de su novia, Alejandra Molina quien se encargó del sonido directo.
Después de esto vinieron la edición, la elaboración del afiche y el detrás de cámaras, el trailer, la aplicación a festivales y todo lo que viene normalmente con el proceso de hacer un cortometraje. Por mi parte, como director y escritor, me siento satisfecho con un producto que, por supuesto, puede mejorar, pero refleja lo que nació en mi cabeza y poco a poco se fue construyendo con el aporte de un excelente grupo de trabajo.
Escrito por: Jerónimo Rivera, puedes seguir el enlace del articulo desde Aquí
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